Musicoterapia en el ámbito psicológico y psiquiátrico. Implementación de la disciplina en un centro de salud mental (I)

En este primer artículo se resumen algunas de las peculiaridades de la implementación de la Musicoterapia en el ámbito de la Salud Mental, presentando sus antecedentes históricos y los principales objetivos de la Musicoterapia en este colectivo. La identidad del centro de Salud Mental en la que se ha desarrollado esta práctica musicoterapéutica se ha mantenido oculta por decisión propia. La música representa un elemento inherente a la vida de la mayoría de los seres humanos, y es utilizada en innumerables contextos y de múltiples maneras.

La música confirma y refuerza la identidad individual, la expresión propia y los deseos, pero también actúa como un poderoso material cohesionador de los grupos, expresa nuestra manera de pensar, opinar y sentir, es capaz de transmitir la variabilidad emocional presente en el transcurso de nuestras vidas, actúa como elemento catártico de nuestros instintos o se convierte en una herramienta meramente lúdica y socializadora, aunque también evasiva o intermediaria en otras ocasiones. Es de sobra conocido que la música produce muy diversos efectos sobre el ser humano, desde efectos bioquímicos, neuroquímicos o fisiológicos a efectos cerebrales, psicológicos, intelectuales, sociales o espirituales. Es por ello que la aplicación de la terapia musical en el ámbito de la Salud Mental está sobradamente respaldada por innumerables investigaciones y trabajos desde hace ya varias décadas.

    1. La Musicoterapia aplicada al ámbito de la Salud Mental: definición y antecedentes

    La Musicoterapia en el ámbito de la Salud Mental se considera un recurso de tratamiento psicoterapéutico que se ocupa de mejorar la sintomatología negativa asociada a la enfermedad mental y ofrece, paralelamente, una vía de expresión y comunicación de la sintomatología positiva. La Musicoterapia actúa asimismo como herramienta proyectiva, fomentando la libre expresión por parte del paciente e invitando a expresar pensamientos y sentimientos conscientes y/o subconscientes. Pero ante todo, la Musicoterapia es una terapia complementaria: no sustituye ni al tratamiento farmacológico ni al psiquiátrico y/o psicológico, sino que complementa y refuerza los efectos positivos que se consiguen a través de una intervención terapéutica global.

    Las primeras experiencias terapéuticas en relación al uso de la música se remontan a la Primera Guerra Mundial. Margaret Anderton, Isa M. Ilsen y Jarriet A. Seymour, todas ellas enfermeras en hospitales de campaña, fueron pioneras en este sentido. Por su parte, William Van de Wall organizó el tratamiento con Musicoterapia en EEUU para soldados heridos provenientes también de aquel conflicto bélico. A lo largo de las posteriores décadas y con especial ímpetu a partir de los años 90 del pasado siglo, en el ámbito de los trastornos psiquiátricos el uso de la Musicoterapia como tratamiento se encuentra ampliamente documentado en la literatura especializada.

    1.1. Principales objetivos

    Desde el abordaje personal de referencia, la metodología cognitivo–conductual, algunos de los principales objetivos en la aplicación de la terapia musical son los siguientes:

        • Establecer una relación terapeuta-pacientes positiva y crear una atmósfera afectiva que favorezca el desarrollo personal y la expresividad subjetiva, propiciando la posibilidad de manifestar, compartir y exteriorizar sentimientos, sensaciones, ideas y conceptos personales

        • Orientar a los pacientes (cuando así se precise) en las dimensiones personal, espacial y temporal

        • Estimular respuestas afectivas (audición activa, expresión gestual, etc.) e identificar emociones en uno mismo, en los demás y en las composiciones presentadas

        • Identificar problemas de contenido y forma en el pensamiento, propiciando situaciones de bienestar que ayuden al paciente a expresar sentimientos coherentes

        • Favorecer la búsqueda del bienestar psicológico y físico, así como fomentar la motricidad de los pacientes a través, por ejemplo, de disciplinas tales como la euritmia, la expresión corporal o la danzaterapia

        • Subvenir las necesidades de orden afectivo desde la aceptación de las características propias de cada paciente

        • Empatizar con el paciente y relacionarse con naturalidad, respetando en todo momento los sentimientos religiosos, políticos o sociales

        • Fomentar el pensamiento positivo y la participación en un clima abierto y respetuoso con la creatividad propia y con la expresión libre y liberadora de los estados emocionales individuales, ofreciendo un canal terapéutico de expresión emocional, verbal y no verbal

        • Apoyar y reforzar en la persona la iniciativa individual, la asertividad, las habilidades sociales básicas, la autoestima o el autoconcepto, promoviendo actitudes cooperativas y no competitivas en los grupos terapéuticos

        • Favorecer  la relajación, tanto mental como corporal a través de música editada o en vivo y a través de la aplicación de métodos musicoterapéuticos, fundamentalmente en este sentido, receptivos

        • Ampliar los conocimientos musicales individuales y las formas y opciones de expresión a través de la difusión, la experiencia compartida y la exposición a diferentes estilos, así como a las modalidades de comunicación musical (baile, danza, percusión corporal, canto, improvisación, composición…)

        2. Descripción de la práctica musicoterapéutica

        Como psicólogo y musicoterapeuta trabajo desde hace más de una década (2010) en el asentamiento de la Musicoterapia como disciplina científica y complementaria a las intervenciones psiquiátrica y psicológica. Puesto que, en el caso particular que nos atañe, el establecimiento de una franja de edad que posibilitase la creación de grupos homogéneos no se ha considerado terapéuticamente relevante, me he propuesto desarrollar cuatro grupos terapéuticos, lo más homogéneos posible en cuanto al tipo de patología que padece el paciente. El tiempo medio de estancia de un paciente psiquiátrico en este centro es de entre 3 y 5 semanas, con lo que un paciente suele recibir, con una frecuencia de una sesión semanal, entre 3 y 5 sesiones de Musicoterapia a lo largo de su estancia.

        Cuatro grandes bloques articulan las diferentes dinámicas a desarrollar: voz e improvisación (dinámicas basadas en métodos activos), audición (dinámicas basadas en métodos pasivos), rehabilitación cognitiva y expresión corporal y empleo de instrumentos (en su mayoría, instrumentación Orff). Cada uno de los cuatro grupos recibe una sesión de 45 minutos a lo largo de la semana, desarrollándose actividades cerradas en sí mismas debido a la incorporación semanal de nuevos pacientes que ingresan, así como a las altas de otros pacientes que abandonan el centro al cabo de unas semanas, hecho que imposibilita la continuidad de las dinámicas de una semana a otra.

        Todas las sesiones de Musicoterapia están dirigidas por un musicoterapeuta titulado y una coterapeuta (habitualmente, una terapeuta ocupacional, aunque también se ha dado la circunstancia de que este puesto fuese desempeñado por otro musicoterapeuta titulado o un estudiante de Musicoterapia en prácticas). Se admite un máximo de 10 pacientes por grupo y un mínimo de 4. No se contempla, por cuestiones horarias y organizativas, la posibilidad de aplicar individualmente la terapia musical. Se trabaja tanto con música editada (desde YouTube, CD, MP3, etc…) como en vivo (guitarra, voz e instrumentación Orff). Además, si algún paciente toca algún instrumento de manera profesional o recreativa y cuenta con el permiso del médico responsable, es posible incorporar dicho instrumento a la sesión. Se trabaja con metodología pasiva y activa y toda intervención comienza previo conocimiento del diagnóstico de cada paciente, algo necesario para la inclusión correcta de cada usuario en su grupo de referencia.

        Algunos de los elementos a favor de esta composición grupal son los siguientes: más allá de los beneficios harto conocidos que propicia la implantación de la terapia musical en un formato grupal en cuanto al establecimiento de un espacio libre y liberador, el desarrollo de habilidades sociales o la posibilidad de compartir experiencias musicales de diversa índole, está la posibilidad de facilitar la movilidad de algunos pacientes entre grupos en función de las necesidades individuales semanales o diarias individuales, combatiéndose así el posible estigma que pudiera surgir ante la segregación de pacientes en función de las diferentes patologías observadas. Otro beneficio de este formato es la posibilidad de complementar la terapia musical con otras disciplinas también desarrolladas en este centro, tales como meditación o teatro terapéutico.

        Como dificultades eventuales en este formato se encuentra la interferencia que la medicación que los pacientes reciben por indicación médica suele provocar en variables tales como la capacidad de atención y concentración e incluso en la emisión de la voz en actividades de canto e improvisación. Las diferentes patologías que cursan con un estado de ánimo lábil pueden favorecer la hipersensibilidad emocional ante determinados materiales musicales, algo que en ocasiones puede producir interrupciones en la sesión (llantos espontáneos, abandono momentáneo o definitivo de la actividad, etc.)  o modificaciones sobre el guion previamente establecido, algo para lo que tanto el musicoterapeuta como los coterapeutas están preparados y debidamente instruidos. Por otro lado, teniendo en cuenta la actual disposición, toda evaluación susceptible de ser llevada a cabo es siempre subjetiva y se basa en las impresiones tanto de los profesionales como del resto de personal hospitalario (médicos, enfermeros, auxiliares y terapeutas ocupacionales), así como en la información aportada por los propios pacientes acerca de los beneficios que reporta la terapia musical.

        Carlos García Hidalgo

        Licenciado en Psicología (UCM, 2006), núm. col. M-24244

        Máster en Musicoterapia (ISEP, 2008)

        Máster en Terapia de Conducta (UNED, 2014)

        Experto en Psicología del Deporte (UNED, 2023)

        Madrid, 06 de junio de 2023

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