En este segundo artículo se resume la logística propia de la Musicoterapia en relación a las particularidades de los pacientes hospitalizados y los niveles de intervención basados en el nivel funcional de los mismos, así como las posibilidades de aplicación de la terapia musical a las principales patologías psiquiátricas observadas en la práctica profesional. Este artículo supone la continuación de «Musicoterapia en el ámbito psicológico y psiquiátrico. Implementación de la disciplina en un centro de Salud Mental (I)» (Carlos García, junio 2023).
1. Diferentes grupos, diferentes necesidades
En este segundo artículo se resume la logística propia de la Musicoterapia en relación a las particularidades de los pacientes hospitalizados y los niveles de intervención basados en el nivel funcional de los mismos, así como las posibilidades de aplicación de la terapia musical a las principales patologías psiquiátricas observadas en la práctica profesional. Este artículo supone la continuación de «Musicoterapia en el ámbito psicológico y psiquiátrico. Implementación de la disciplina en un centro de Salud Mental (I)» (Carlos García, junio 2023).
Aunque la división de los pacientes psiquiátricos en cuatro grupos diferenciados en función de los cuadros diagnósticos observados no deja de ser subjetiva y no obstante permite la inclusión de determinados pacientes en sesiones que tengan lugar en un grupo diferente al suyo, existen objetivos terapéuticos comunes a todos los grupos, tales como la relajación y/o la activación física o mental, la posibilidad de experimentación libre y liberadora del estímulo musical, el desarrollo de la creatividad individual o la adquisición de diversas habilidades sociales.
Grupo 1: Adicciones
Es este un grupo cuya población engloba a pacientes cuyo principal objetivo a corto y medio plazo es la deshabituación en el consumo de cualquiera de las sustancias o actividades de las que es dependiente (alcohol, cocaína, THC, juegos de azar, benzodiazepinas, heroína, Internet…). Los objetivos y necesidades más comunes en esta población son la sublimación o canalización efectiva de los impulsos, la reestructuración cognitiva en la interpretación de situaciones conflictivas, el mantenimiento de la atención focalizada, la prevención de recaídas o la adherencia al tratamiento psiquiátrico o psicoterapéutico. Por ello, algunas dinámicas indicadas en la terapia musical son el análisis y debate de letras de canciones terapéuticamente relevantes, las audiciones (ya sea por el placer de la actividad en sí misma o con cualquier otro fin terapéutico), el acompañamiento rítmico, el canto libre o pautado, diversos concursos temáticos y cooperativos de atención, concentración y memoria, la conjunción de la terapia musical con otras disciplinas como la danzaterapia o la composición libre o pautada de letras en canciones ya existentes o creadas durante la misma sesión
Grupo 2: Estados de ánimo
En este caso, la población comprende a pacientes con cualquier diagnóstico que incluya sintomatología ansiógena o depresógena, como por ejemplo el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), el Trastorno Depresivo Mayor (TDM), el Trastorno Bipolar (TB), etc. En esta ocasión, algunos de los objetivos relevantes son la reestructuración cognitiva en cualquiera de las potenciales situaciones conflicto, el mantenimiento de la atención focalizada o el manejo de los pensamientos obsesivos y de las distorsiones cognitivas y la sintomatología propia de estas patologías. Algunas dinámicas aconsejadas en esta población serían las entrevistas o biografías musicales, dinámicas derivadas del Psicodrama Musical adaptadas a la Terapia Cognitivo – Conductual, el acompañamiento rítmico de piezas de audio editadas o interpretadas en vivo, la audición de piezas musicales con un contenido o finalidad relevante o la composición de letras con carga terapéutica.
Grupo 3: Trastornos de la personalidad
En este grupo se engloban los diferentes trastornos de la personalidad comprendidos en los tres grandes ejes (A, B y C). A través de las dinámicas propuestas se pretende alcanzar objetivos específicos tales como poder ser capaces de reinterpretar situaciones cotidianas, analizar y corregir las distorsiones cognitivas existentes en tales interpretaciones, respetar los turnos en diversas interacciones sociales, la canalización efectiva de las tendencias impulsivas o la atención al funcionamiento intra e interpersonal en diversas facetas del día a día. Actividades relevantes en este grupo son todas aquellas relacionadas con la expresión libre y liberadora de estados emocionales concretos, ya sea desde una metodología activa (composición de letras, improvisación o acompañamiento instrumental, canto libre o pautado, etc.) o pasiva (audición de piezas musicales específicamente seleccionadas, por ejemplo).
Grupo 4: Pacientes psicóticos
Este grupo engloba a pacientes con enfermedades mentales crónicas como la esquizofrenia, así como brotes psicóticos de diversa consideración o deterioros cognitivos avanzados. Es el grupo con un mayor deterioro cognitivo y más dificultades en la adquisición y aplicación de habilidades sociales o en la adherencia al tratamiento. Es por eso que los pacientes de este grupo reciben una atención específica y las actividades diseñadas para ellos son únicas y diferentes a las diseñadas para los pacientes del resto de grupos. Entre los objetivos fundamentales se encuentra la rehabilitación cognitiva, la canalización de la sintomatología positiva de la enfermedad, la identificación de emociones o la anteriormente citada adherencia al tratamiento. Actividades especialmente diseñadas para el desarrollo de estos objetivos serían las entrevistas o biografías musicales, audiciones con finalidad lúdica o liberadora, canto o acompañamientos vocales o rítmicos diversos o la composición de letras de canciones con ayuda terapéutica en caso de ser necesaria.
2. Nivel funcional de los pacientes en Salud Mental
En base al nivel funcional de los pacientes, Wheeler (1983) propuso tres niveles de práctica clínica en Musicoterapia, que conservan su validez hasta el día de hoy. El más sofisticado de los niveles, el de la Musicoterapia reconstructiva orientada al análisis y la catarsis, no se aplica en este colectivo debido precisamente al nivel funcional y la idiosincrasia de los paciente ingresados, pero los dos primeros niveles articulan el desarrollo de las diferentes dinámicas propuestas:
2.1. Musicoterapia de apoyo, orientada a la actividad
A este nivel, propio casi exclusivamente del Grupo 4, las dinámicas que se implementan buscan promover la participación y la adquisición de conductas funcionales. La actividad musical requiere una participación activa por parte del paciente y una toma de conciencia del “aquí y ahora”. La práctica musical aquí propuesta persigue maximizar la participación de los pacientes, la cual resulta variable en cuanto a nivel funcional y habilidad musical. A este nivel de intervención el musicoterapeuta no suele profundizar en la causa de las conductas disfuncionales cuando éstas tienen lugar. Existen numerosos objetivos terapéuticos que se pueden trabajar a través de la Musicoterapia orientada a la actividad:
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- Mejorar la interacción social y tomar conciencia de los otros, a través de una actividad placentera como es la musical
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- Mantener la orientación a la realidad (o conciencia del aquí y ahora)
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- Ofrecer un estímulo distractor que minimice o relativice las preocupaciones neuróticas, obsesiones, etc. que presenten los pacientes
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- Fomentar una participación apropiada y exitosa en dinámicas grupales
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- Controlar las conductas impulsivas a través de, por ejemplo, actividades musicales basadas en el ritmo o en diferentes pulsos
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- Emplear el tiempo de ocio de un modo creativo, libre y liberador
2.2. Musicoterapia reeducativa, orientada al proceso y a la auto-percepción
Aquí, y aunque la participación activa siga considerándose relevante, se enfatizará la reflexión y el proceso verbal relativo a las relaciones interpersonales y emociones que surjan durante las sesiones de Musicoterapia. Alcanzado este nivel, el paciente es capaz de adquirir nuevas perspectivas sobre sus conductas y sentimientos, así como de reorganizar valores y patrones de conducta. Este nivel requiere generalmente que los pacientes estén adecuadamente orientados a la realidad y que sean capaces de comunicarse con las demás personas de manera más profunda que los pacientes que aún se hallan en el primer nivel funcional. Aunque el musicoterapeuta puede facilitar la toma de conciencia y las percepciones de las propias conductas y emociones, el foco de atención se suele centrar en acontecimientos presentes más que en conflictos inconscientes que puedan contribuir al problema emocional del paciente. Suelen englobarse en este nivel los pacientes de los grupos 1, 2 y 3. Las intervenciones están diseñadas para promover:
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- La identificación y expresión de los sentimientos propios y ajenos
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- La resolución exitosa o adaptada de situaciones que generen conflicto personal o grupal
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- La toma de conciencia de las propias conductas y emociones
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- La facilitación de cambios conductuales
Carlos García Hidalgo
Licenciado en Psicología (UCM, 2006), núm. col. M-24244
Máster en Musicoterapia (ISEP, 2008)
Máster en Terapia de Conducta (UNED, 2014)
Experto en Psicología del Deporte (UNED, 2023)
Madrid, 06 de junio de 2023

